Es primordial entender que aproximadamente el 85% de la información sensorial que recibimos es visual y que un estudiante utiliza sobre todo la visión de cerca para leer, escribir o dibujar.

Cuando un alumno está leyendo necesita fijar sus dos ojos al tiempo (binocularidad) haciendo lo que se llama convergencia ocular para recibir una sola imagen. Debe enfocar las letras del libro para verlas claras (acomodación) y debe tener unos buenos movimientos oculares (oculomotricidad) para seguir la lectura y no perderse o equivocarse de renglón (por supuesto sin ayudarse del dedo).

El que los dos ojos se muevan, se alineen, fijen y enfoquen al mismo tiempo, mejora la habilidad de procesar, interpretar y comprender la información visual que nos llega.

Para saber si nuestro hijo tiene una buena visión se deberá hacer un estudio optométrico, realizado por optometristas especializados en visión infantil. En el no sólo se comprobará si tiene una buena agudeza visual (poder ver bien unas letras de lejos o de cerca) y si necesita o no gafas, además se evaluará  todo un conjunto de habilidades visuales necesarias para afrontar con éxito la escuela i el deporte.

Una vez realizado el estudio, se emitirá un diagnóstico sobre las anomalías visuales y su influencia, presente o futura, en el rendimiento académico del alumno; recomendando luego el tratamiento visual más adecuado, ya sea gafas, lentes de contacto y/o terapia visual.

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